martes, 31 de agosto de 2010

Pablito





Era Pablito un chico no muy diferente a cualquier otro, morenito, de piernitas cortas, unos 7 u 8 años tal vez y un rostro lleno de espontánea alegría en cuyos ojos sin embargo se notaban ya las líneas de la vida, de una vida sufrida y más que vivida, sobrevivida.

 Tenía la sonrisa inocente no muy diferente a la de cualquier otro, pero en sus carcajadas juguetonas se escuchaban disfrazadas la hambruna y el cansancio. Lo veía de lunes a viernes, con su delantal color anaranjado grosero y tenaz de ‘‘binguito’’, allá por las cinco de la tarde, siempre parecía tener calor por más que el viento sur tajara su pequeño rostro de infante y cuando el semáforo daba rojo se aventuraba a ofrecer la suerte en un cartón de bingo a todos los automovilistas distraídos y enfrascados en un típico embotellamiento sanlorenzano. ''Bingo, bingo! sortea este domingo!'', como si deseara vender la suerte que a él no le habría de tocar jamás, ''Bingo, bingo!''.

Nunca se percataba Pablito de que yo lo observaba desde la ventanilla del colectivo, a mí me resultaba como distinto de toda la camada de hermanitos que vendían la suerte junto con él allí en la divisora San Lorenzo - Luque; lo miraba siempre yo, con esa mirada maternal que no sabía explicar de dónde me nacía, me preguntaba si había merendado, si acaso iba a la escuela, si jugaba, si no tenía frío, calor o sed, cientos de preguntas que nadie respondía y que hacían rodar una lágrima gorda en mis mejillas oyendo de fondo el canto lastimero de mi pequeño Pablito. Cuando el semáforo daba verde Pablito quedaba en un rincón y las preguntas se esfumaban, o se sepultaban muy adentro del corazón para al día siguiente repetir la historia circular.

Una tarde espectral, al beber mi café caliente percibí un gusto amargo, no me lo pude tomar, partí apurada a mi destino no sin antes sentir una brisa extraña, como si viniera del sur de otro planeta, una brisa que no había sentido en todo el transcurrir de aquel martes común y corriente. Subí al colectivo, abrí mi ejemplar del lobo estepario para soportar el viaje sin dormirme, definitivamente una sensación inefable estaba dentro de mi ser, pero Herman Hesse me traía tan ensimismada en su historia que no me había dado cuenta que aquella tarde mi bus se desvió del camino habitual, una ambulancia llego apresurada y escandalosa, sin prestar atención, oí decir a una mujer que fue un terrible accidente.

Aquella tarde no vi a Pablito, ni la siguiente, ni la siguiente...ya no lo vi nunca.

6 comentarios:

  1. Y si nena,alli siempre esta Pablito,multiplicado en tantos rostros que insistimos en ignorar con los ojos y el corazón.Pero vos ya lo viste y lo sentiste,es un comienzo....un buen comienzo

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  2. como puedo expresar por medio de letras de un teclado de pc que unas lagrimas me salieron del fondo del corazon... Muy bueno!

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  3. Recuerdo que la ultima vez que llore fue el año pasado cuando vi a los niños indigenas jugando partidito con una pelota de trapo en la plaza uruguaya. En ese momento me di cuenta.. con tan poco el ser humano puede ser feliz... ellos estaban riendo en la arena mientras chutaban ese harapo que hacia de pelota por los arboles que fungían de arcos.. Ese fue uno de esos momentos “bisagras” para mi, de revelacion.. donde me di cuenta que todavia el ser humano puede salvarse, que aun no esta totalmente alienado por el sistema. Yo le voy a dedicar mi vida a luchar junto a ellos, los diferentes, los que quieren cambiar, y a pelear contra esos infelices que creen que sus derecho a coleccionar ferraris esta por encima de la vida y el medio ambiente.

    Tengo que expresar mi enorme satisfacción de saber que una persona con tanto talento, que escribe tan lindo como vos Rebhecka, escriba por ellos, por los desposeidos, por los ocultos (las prostitutas, los niños de la calle, los discriminados) por los perdedores de este sistema aberrante. Es muy importante que gente como vos escriba asi en tiempos donde el prejuicio de la elite paraguaya (ese de que la pobreza se da por la pereza individual y no por la estructura economica tremendamente desigual que tenemos) esta tan arraigado en la mente de las personas, especialmente los universitarios, que en vez de usar su talento y su capacidad al servicio las clases populares oprimidas, lo usan para competir entre ellos para ver quien va ser el pokyra de ese 3% de la oligarquia explotadora.
    Me gustaria ver a esos hijos de papi, que dicen que los pobres somos todos haraganes y delincuentes trabajando como Pablito, como ese señor que a la una de la siesta bajo ese solazo pone 4 sillas sobre su lomo y empieza a ofrecer casa por casa, como las chiperas que estan 14 horas para ganar un 40mil, como los ñinos que rebuscan ansiosamente en la basura algo de valor. Esos que dicen que los indigenas ensucian el parque lo dejan mugriento y que no pueden pasar por ahi por el olor desagradable. ¿Y ellos? Los que se acuestan en esa mugre, los que abrazan esa mugre, los que besan esa mugre. O acaso piensan que ellos estan ahi en esas carpas de mierda por gusto?? Por que demasiado no quieren ver a nosotros los “urbanos”?? ¡estan ahi por que historicamente nunca fueron escuchados en sus reivindicaciones!, por que nunca les dieron pelota, esa es la verdad. Y ahora quieren enrejar las plazas para no tener que ver la pobreza, para no tener que ver las consecuencias de este sistema capitalista hambreador, para ocultar bajo la alfombra lo que produce en el pueblo los planes neoliberales del FMI imperialistas…
    Tenemos tanto que aprender nosotros los urbanos nosotros los "civilizados" de esos indigenas que viven y producen en armonia con la naturaleza, que no destruyen el planeta por un consumismo esteril...¿Cuando vamos a organizarnos para cambiar todo esto?? Hasta aquí llego por ahora. Un abrazo grande y fuerza compañera.

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  5. Recuerdo que la ultima vez que llore fue el año pasado cuando vi a los niños indigenas jugando partidito con una pelota de trapo en la plaza uruguaya. En ese momento me di cuenta.. con tan poco el ser humano puede ser feliz.. ellos estaban riendo en la arena mientras chutaban por los arboles que fungían de arcos.. Ese fue uno de esos momentos “bisagras” para mi, de revelacion.. donde me di cuenta que todavia el ser humano puede salvarse, que aun no esta totalmente alienado por el sistema. Yo le voy a dedicar mi vida a luchar junto a ellos, los diferentes, los que quieren cambiar, y a pelear contra esos infelices que creen que sus derecho a coleccionar ferraris esta por encima de la vida y el medio ambiente.
    Me llena de satisfaccion saber que una persona con tanto talento, que escribe tan lindo como vos Rebhecka, escriba por los desposeidos, por los ocultos por la indiferencia (las prostitutas, los niños de la calle, los discriminados) por los perdedores de este sistema aberrante. Es muy importante que gente como vos escriba asi en tiempos donde el prejuicio de la elite paraguaya (ese de que la pobreza se da por la pereza individual y no por la estructura económica tremendamente desigual que tenemos) esta tan arraigado en la mente de las personas, especialmente los universitarios, que en vez de usar su talento y su capacidad al servicio las clases populares oprimidas, lo usan para competir entre ellos para ver quien va ser el pokyra de ese 3% de la oligarquia explotadora.
    Me gustaria ver a esos hijos de papi, que dicen que los pobres son todos haraganes y delincuentes trabajando como Pablito, como ese señor que a la una de la siesta bajo ese solazo pone 4 sillas sobre su lomo y empieza a ofrecer casa por casa, las chiperas que están 14 horas para ganar un 40mil, los ñinos que rebuscan ansiosamente en la basura algo de valor. Esos que dicen que los indigenas ensucian el parque lo dejan mugriento y que no pueden pasar por ahi por el olor desagradable. ¿Y ellos? Los que se acuestan en esa mugre, los que abrazan esa mugre, los que besan esa mugre. O acaso piensan que ellos están ahí en esas carpas de mierda por gusto?? Por que demasiado no quieren ver a nosotros los “urbanos”?? estan ahí por que historicamente nunca fueron escuchados en sus reclamos! por que nunca les dieron pelota, esa es la verdad. Y ahora quieren enrejar las plazas para no tener que ver la pobreza, para no tener que ver las consecuencias de este sistema capitalista hambreador, para ocultar bajo la alfombra lo que produce en el pueblo los planes neoliberales del FMI.
    Tenemos tanto que aprender nosotros los "civilizados" de los indios que viven y producen en armonia con la naturaleza, sin necesidad de destruir el planeta ¿Cuando vamos a organizarnos para cambiar todo esto?? Hasta aqui llego por ahora. Un abrazo grande y fuerza compañera.

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